domingo, 8 de diciembre de 2024

El idioma de Cristóbal Colón: I

 En su libro “La identidad de C. Colón” de D. Alfonso Phillipot, éste afirma textualmente “La identidad de Colón es uno de los puntos más conflictivos de su enigmática personalidad, pues siempre escribe en latín o en español, pero nunca en italiano” sic. ¿Dónde está el conflicto? Si solo escribe en latín o en español, no hay nada más que hablar

 Antes de llegar Cristóbal Colón a España a ofrecer la empresa de Indias, ya escribe notas marginales en sus libros en castellano y latín, y que, además, no utilizó nunca el italiano, ya que durante toda su vida fue el latín o el castellano la lengua empleada en la correspondencia con sus hijos, con sus hermanos, con gente de todas las nacionalidades con quienes trató e incluso con italianos.

En sus escritos figuran muchas palabras del portugués, todas ellas de uso compartido con el gallego, otras de uso exclusivo del gallego y ninguna únicamente exclusiva del portugués. El estudio de Luciano Rey (2) pone de manifiesto la amplitud de vocabulario que poseía Colón del castellano, el gallego y el portugués, aunque éste último en menor medida en comparación a los otros dos.

Solo una vez intentó escribir en italiano, pero de manera calamitosa, demostrando que lo desconocía completamente. D. Rafael Calzada (12) desarrolla todo un razonamiento apoyado por lingüistas italianos en que el idioma de Dante le era completamente desconocido.

Algo en lo que estamos de acuerdo los que apostamos por la españolidad de C. Colon, es un argumento cuya solidez nos parece incuestionable, aunque haya quien plantee reticencias sobre ello, ese elemento es el idioma.
Si bien un apellido, o un nombre, puede ser un factor identificativo del origen de un individuo, mucho más servirá el idioma, el apellido puede muy bien ser compartido por dos o más naciones, pero el idioma, el idioma no. Es el aspecto diferencial por el que se sitúa concretamente a una persona en un país concreto, y hasta por los modismos de su lenguaje, se puede determinar la región de procedencia. Eso lo demuestran a diario los lingüistas especializados.
Una de las cosas que más molesta a los colombófilos es sin duda, y más que a nadie a los genovistas, el hecho, sorprendente en un genovés, de que, ¡Colón no sabía italiano!.  Todos sus escritos, absolutamente todos, menos algunos en latín, están redactados en castellano, y en la única nota que tenemos de él en “italiano”, es tan macarrónica, que es prácticamente imposible que ni siquiera un ligur casi analfabeto la haya podido escribir.

(*) Don Celso G. De la Riega: en su libro “Colón Español” Capítulo IV, Indicios lingüísticos. Describe lo siguiente:

Una de las singularidades más notables que ofrece la personalidad de C. Colón es la de que ninguno de los documentos escritos de su mano, que han llegado a nuestros tiempos, aparece redactado en lengua italiana; memoriales, instrucciones, numerosas cartas y papeles íntimos están escritos en castellano, y las notas marginales en sus libros de estudio, en latín. Para explicar de alguna manera semejante singularidad, se dice que la educación de Colón en su infancia fue muy superficial, y además que abandono a su patria en la niñez; explicación sobradamente deleznable, porque, aparte de las altas cualidades de inteligencia y aplicación que se le han reconocido, debió emplear forzosamente la lengua italiana para los estudios elementales que verifico, si era Genovés, antes de los catorce años en que empezó a navegar, y si es cierto que navego veintitrés años, “ sin estar fuera del mar tiempo que se haya de contar” en barcos genoveses, ya en el comercio, ya en el servicio a los príncipes de Anyou; si es cierto que sostuvo continuas relaciones de amistad y trato frecuente con mercaderes y personajes italianos, no es posible admitir que hubiese olvidado la lengua italiana hasta el punto de no poder escribir en ese idioma la carta que dirige al Oficio de S. Jorge de Génova.
Análoga deducción, y con mayor motivo, podemos hacer si admitimos, como quiere un documento italiano, que Colón aún era tejedor en el año 1472.

“El verdadero estudio del idioma castellano usado por Colón en todos sus escritos, está por hacer, y es preciso que algún día lo hagan personas de capacidad y prestigio, porque estamos bien seguros de que con su alta autoridad habrán de atestiguar que solo un nacido y educado en España pudo escribirlo con tanta soltura y naturalidad y dar las pruebas que dio de conocer todos sus secretos y la riqueza de su estilo, como dijo Humbolt.”(2.- Luciano Rey)
El Almirante se descubre claramente al manifestar cual es su idioma, es muy difícil de entender que en ocho años de residencia en el extranjero, se diga claramente que su lengua es la del país de acogida, siendo italiano se daría cuenta de la inexactitud cometida, pero él no comete un error al decirlo, está expresando lo que siente, y como español que dice ser genovés, siendo genovés no lo expresaría de esta forma.
Como sigue diciendo (*)D. Celso: ¿Sucedió por Ventura que Colón, sin darse cuenta de ello, alzo en las tres palabras “ en nuestro romance” un extremo del velo con que se propuso ocultar patria y origen? No hay autor dramático, ni novelista, ni criminal, ni farsante, ni hombre cauteloso o reservado, que no deje algún cabo suelto, que no descuide algún detalle, por donde flaquee la fábula o se sospeche y se descubra lo que se quiso ocultar. ¿Obedeció Colón a esta imperfección humana a llamar suya a la lengua española? Sin duda alguna, y a este propósito es de notar la soltura con la que escribía.

Entre los detalles lingüísticos de los escritos de Colón abundan las palabras gallegas, detalles que parecen minucias triviales, pero que no son desdeñados por quienes analizan las causas y el enlace de los hechos.
En una descripción de la isla La Española escribe que allí “los rayos solares tienen espeto”. Algún historiador quiso ver que en esa frase había un defecto de transcripción, al poner espeto en vez de ímpetu; no parece muy adecuado el calificativo de impetuosos a los rayos solares, se advierte en dicha interpretación el desconocimiento de que espeto, palabra muy antigua y vulgar, consistía y consiste en una varilla metálica con punta en un extremo y un orifico en el otro para colgarlo, que se empleaba para asar carne o pescado. En Galicia, cuando el Sol calienta más de lo ordinario se dice “hoxe o Son ten espetos”, que es la misma frase escrita por Colón, aprendida sin duda en su infancia. Así ocurre en el Caribe, los rayos solares producen un efecto de quemazón como pudieran producirlo la incandescencia de los espetos. (*.- C. Gª. De la Riega)

El ilustre Catedrático D. Ramon M. Pidal hizo resaltar que en todos estos escritos de Colón la aparición de numerosos “portuguesismos”.
De todos es conocido que el gallego tiene muchísimos paralelismos lingüísticos con el Portugués, además del castellano, así pues, siendo Colón natural de Galicia es razonable pensar que su castellano, ya deformado por el gallego, se hubiese deformado más durante su estancia en el País vecino con numerosos portuguesismos. De todas formas, es de notar que el ilustre académico era un docto de la lengua castellana, pero desconocía ampliamente el idioma gallego. Hablaremos más adelante de este tema, que merece un tratamiento aparte.

Cuando aparece en Castilla en 1484, Colón habla perfectamente castellano, eso si, un castellano cuando menos peculiar, cosa que a los autóctonos, pobladores andaluces, les pareciera, al oír le hablar que casi se le podría tomar por extranjero, pero en el idioma que se expresa es el castellano.  Desde el día en que llegó hasta 1506, cuando falleció, debió hablarlo. y escribirlo del mismo modo, con igual perfección empleando en sus escritos el mismo tipo de letra. Todas sus cartas a los Reyes, a su hijo Diego, a Santángel, a Rafael Sánchez, al Obispo de Badajoz, a Roldán, a Gorricio (italiano), a Juana de Torres, y a otras muchas personas, están escritas en castellano, y lo que es más extraordinario, lo están las cartas escritas a su hermano Bartolomé, que al decir de los colombófilos, era genovés, pues podría haberle escrito en italiano (Luciano Rey).  En Castellano, castellano peculiar, están redactados todos sus escritos, lo están todos sus libros de cuentas, gastos, créditos, deudas, etc..,  en castellano escribe a los judíos aragoneses, a los banqueros genoveses, al embajador de esa república, al rey de Portugal, el testamento de 1502 y el codicilo de 1506, un mes antes de su muerte, anotaciones al margen en los libros que leía, en los momentos de mayor prueba para su vida, confía sus exaltaciones y sufrimientos al papel, y lo hace en castellano.  (Marcelo Gaya).

 Domina el latín, cosa nada rara en su época, lo que demuestra una formación importante, circunstancia que era determinante de una alta clase social y en especial dentro del régimen eclesial, educación que solía estar reservada para los nobles o familiares de los clérigos y clases adineradas. Colon pertenecía a uno de estos grupos sociales, y esa formación demuestra su procedencia.  Cómo dice Luciano Rey Sánchez: “ el latín era el idioma en boga entre los eruditos, y su empleo por el Almirante presentaba un alarde de superioridad y cultura”
Un detalle de caligrafía, que pasa desapercibido para historiadores y lingüistas, lo describe con absoluta precisión D. Celso Gª de la Riega, dice así: En una de sus cartas, al describir la isla de Cuba, Colón le da inadvertidamente el nombre de Suana. Solo un Gallego pudo escribir este vocablo en vez del de Juana, pues la representación ortográfica de la “j” en galaico, cuyo alfabeto carece de ella, no servía la castellana. En la mayor parte de los documentos gallegos de la época, la j hace oficio de “i” ó de “j” francesa. Colón utilizó la “s” como representación aproximada de dicho sonido; en italiano aquel nombre es Giovanna, y, por consiguiente, el empleo de la “s” solo se puede atribuir a un gallego.

En el planteamiento inicial de la tesis, D. Celso Gª de la Riega, expone todo el argumentario que le es posible,  la precariedad de datos e información de la que dispone no le permite avanzar mucho, no obstante consigue recopilar bastantes palabras puramente gallegas de los escritos del Almirante de los que dispone; debuxar, presona, non, abastar, poderá, fago, facer, contía, oya, posar, forno, amostrar, faz, Calis(Cadiz).
El castellano que Colón emplea en sus escritos está compuesto por un léxico abundante y un empleo de la sintaxis y la composición de las frases muy cultivada, algo  impropio en un extranjero que apenas lleva ocho años en tierras de Castilla, es difícil creer que desarrolle tantísima habilidad verbal en tan corto espacio de tiempo.

Antes de llegar Cristóbal Colón a España a ofrecer la empresa de Indias, ya escribe notas marginales en sus libros en castellano y latín, y que, además, no utilizó nunca el italiano, ya que durante toda su vida empleó el latín o el castellano en la correspondencia con sus hijos, con sus hermanos, con gente de todas las nacionalidades con quienes trató e incluso con italianos.

En sus escritos figuran muchas palabras del portugués, todas ellas de uso compartido con el gallego, otras de uso exclusivo del gallego y ninguna únicamente exclusiva del portugués.

Solo una vez intentó escribir en italiano, pero de manera calamitosa, demostrando que ni lo chapurreaba.

Cristóbal Colón escribía el castellano mucho antes de fijar su residencia en Castilla, pues ya en el año 1481 anotaba libros en español, y cuando leía y escribía en latín, incurría en solecismos propios de una persona de habla española.

Es imposible que en las cartas a sus hijos, a sus hermanos y a sus amigos emplease siempre el castellano, con muchos giros (galaico- portugueses), sin que jamás se le escapase una frase, un dicho, ni una palabra en italiano. Igualmente sucede con todas las notas relativas a sus gastos, sus créditos y deudas.

En 1951 el Capitán de Navío, Julio Guillén Tato (15), realizó un laborioso informe de investigación, “La parla marinera en el primer viaje de Cristóbal Colón”, que entre otras cosas decía:

“Colón cuarteaba el compás o aguja con voces distintas a las del Mediterráneo y de las galeras, que emplea siempre Ramusio y tantos otros, incluso traduciéndolas del portugués…Y al emplear íntegramente esta rosa oceánica de origen nórdico, parece como si jamás hubiese navegado por el Mediterráneo, o tan poco, que ni en una sola ocasión se le desliza un “mediterranismo”.

“Colón escribe según la parla navaresca ú oceánica: la de las naos, que nuestros marineros de Cantabria, Galicia y saco de Cádiz ya hablaban por lo menos un siglo antes”.