Un poco de leyenda.
Leyenda: Narración de sucesos fantásticos que se transmite por tradición, basado
en un hecho o un personaje reales, deformado o magnificado por la fantasía o la
admiración, que además crece con el paso del tiempo. También referido a una
persona o cosa muy admiradas y que se recuerdan a pesar del cambio de épocas.
Bien aquí
tenemos la base en lo que consiste una leyenda, no parece sea necesario dar muchas
explicaciones. Como bien sabemos las leyendas se alimentan de sucesos que con
el paso del tiempo van siendo aderezadas, tergiversadas, acomodadas y llevadas
al límite de la comprensión humana, llegando a convertirse algunas de ellas en
mitos casi inamovibles. Eso exactamente es lo que ha sucedido con la historia
de Cristóbal Colón, la pretérita a su llegada a la Corte de los Reyes
Católicos. ¿Cuáles son las razones que mantienen la leyenda genovesa sobre el
natalicio del Almirante? Obviamente lo expuso Enrique Zás en su libro “Galicia
patria de Colón”(3) nombrando a este argumento infundado como “petrificación
del dogma”, o lo que es lo mismo: El error histórico sostenido por uno o
varios historiadores que, a fuerza de repetirlo y divulgarlo, aún sin haber
sido confirmado con hechos o documentos, llega a convertirse en artículo de fe.
Una irrealidad repetida miles de veces de forma constante, puede llegar a
convertirse en una realidad en la mente de una sociedad.
Es
cierto que durante cuatro siglos se ha mantenido el dogma del natalicio de
Colón genovés, pero en esa leyenda hay aspectos que nos hacen poner en tela de
juicio de que fuera así. Para empezar el gran nauta no hablaba italiano, ni tan
siquiera el dialecto genovés de aquellos tiempos. Todos sus escritos están
redactados en castellano. Cuando descubría alguna isla, cabo, río o accidente
natural nunca utilizó un solo nombre italiano, todos o casi todos fueron de la
toponimia gallega y religiosos, coincidentes con lugares e instituciones de
Galicia. En Génova, ni en Carvi, Piacenza, Cugureo, etc existe referencia
alguna al apellido Colón, no el tan cacareado Colombo, ¡de Colón! Estas tres ideas dan al traste con la
genovesidad de nuestro descubridor. Génova recibió un honor que nunca le
correspondió, pues él no nació en esa bella ciudad, ni en lugar alguno de la
Liguria como se ha mantenido y se sigue manteniendo en algunos círculos a pesar
de la contundencia de las pruebas presentadas por la teoría de Colón gallego.
Sigue
Enrique Zas con su argumentario: El origen genovés del Almirante, lo citan
como cierto todos los historiadores antiguos y modernos, nacionales y
extranjeros. Alegando que el mismo Almirante lo ha consignado así en su
institución mayorazga con esta expresión afirmativa: De Génova salí y en ella
nací. Y por último todos los documentos italianos también lo atestiguan. Estas
son, condensadas, las razones en que se apoyan los impugnadores para rechazar
la tesis de Colón español. A simple vista, parece que encierran argumentos
formidables y que sería vano empeño o locura demostrar lo contrario.
Curiosamente
toda esta montaña de conocimientos que aparecieron de forma poco fiable no han
aportado ni un solo dato objetivo al planteamiento genovés de la leyenda, todo
son circunstancias y quizás la falsedad de los datos aportados empiecen por el
apellido motivo de cierta polémica, Colombo. Desde aquí en adelante la leyenda
se derrumba ante la inconsistencia de los datos aportados por los genovistas.
La verdad siempre aflora como el nenúfar en la superficie del agua después de
crecer desde la profundidad sólida de la tierra. Una vez encontrada la
autenticidad de los hechos el error petrificado se esfuma como el humo que no
vuelve a aparecer.
Una parte de
esta leyenda, que tanto ha influido negativamente en la narrativa del origen de
Colón, es el famoso y supuesto testamento de 1498, que ya fuera dado por falso
u apócrifo durante los contenciosos por la herencia del Almirante a finales del
siglo XVI. Una pregunta que nos sigue rondando la cabeza a las personas de
mentes claras que no entendemos cómo a ese documento se le siga considerando de
algún valor. ¿Por qué algunos historiadores continúan consultando dicha arma?
¿Cuál es la validez de lo expuesto ahí, cuando contiene cantidad de
inexactitudes perfectamente demostrables y faltan páginas? Es un pliego carente
de valor documental pues nunca fue registrado públicamente y a lo que se
asemeja más es a una falsificación perfectamente orquestada con fines
completamente espurios.
En palabras
de Martin Fernández de Navarrete quien demostró hace más de 200 años que don
Cristóbal Colón en el único documento en el que constaba haber nacido en Génova
era falso. Es imposible comprender por qué los estudiosos de los orígenes del
Almirante no hayan resuelto este enigma hace ya mucho tiempo. Desgraciadamente
en el Archivo de Indias en donde está depositado dicho oficio, nunca ha
rectificado la no autenticidad de dichos documentos, haciendo constar su demostrada
falsedad, y que fueron declarados no aptos hace más de cuatrocientos años.
Pero
Navarrete no ha sido el único en rechazar el uso de esa falsedad, muchos otros
historiadores lo han hecho sin que se haya corregido el error histórico. Existe
la opinión entre algunos historiadores que quienes mantienen la teoría
genovesa, la sostienen debido a que unos se copian a otros sin el uso crítico
que es exigible en el rigor histórico.
De
los críticos con la teoría genovesa se ha de mencionar a D. Salvador de
Madariaga, cuyo texto no tiene desperdicio al expresar su opinión sobre el
tema: “Colón no dice en ninguna parte de un modo indisputable que es oriundo
de Génova. El acta de mayorazgo de 1497-98 no puede aceptarse como auténtica.
Trátase de uno de los documentos falsificados, ya sea en interés mal
comprendido de la escuela genovesa, ya, lo que es mas probable, en interés de
alguno de los litigantes en los procesos a que la herencia de Colón dio lugar
en el S.XVI. Aparece en efecto este documento en circunstancias muy sospechosas
durante un proceso. Es curioso que el acta de mayorazgo se considere auténtica
por la escuela genovesa y falsa por los que se niegan a que Colón sea genovés,
unos y otros bajo la impresión de que, de ser cierta el acta, los títulos de
Génova quedan demostrados. Pero si Colón menciona tan netamente a Génova en
1498 ¿Cómo es que un hombre con tanto apego a su familia no menciona a su
propio padre, que todavía vivía y necesitaba de su auxilio? ¿Y cómo es que
insiste tanto en que sus herederos sean de los de Colón, y no de los
Colombos?, pues entiéndase que dice siendo hombre legítimo que se llame
y se haya siempre llamado de su padre e antecesores llamados de los de Colón,
condición que repite nuevamente al excluir de la herencia a toda mujer salvo
si aquí ni en otro cabo del mundo no se fallase hombre de mi linaje verdadero
que se hubiese llamado y llamase él y sus antecesores de Colón. ¿Y por qué
manda que su heredero tenga y sostenga en la ciudad de Génova una persona de
nuestro linaje que tenga allí casa y mujer… y haga pié y raíz en la dicha
ciudad como natural della, cuando vivían en Génova sus propios primos de
Colombo que ni siquiera menciona, como nunca mencionó a sus parientes
genoveses?
De
ser auténtico este documento demostraría que Colón era genovés, pero al propio
tiempo destruiría su identidad con la familia de tejedores del resto de la
documentación genovesa, a no ser que se considere el acta de mayorazgo como una
tentativa por parte de Colón para obtener este doble fin, en cuyo caso lo que
quedaría destruido sería el crédito que merecen la inteligencia y la agudeza de
Colón.
Pero
quedan otras objeciones. No existe en los papeles de Colón ni en los de sus
hijos referencia alguna a esa acta de 1497-98, mientras que en la carta al
padre Gorricio, fechada el 24 de mayo de 1501, es decir, precisamente cuando
Colón pensaba en redactar el testamento de 1502 (hoy desaparecido), ruega a su
amigo una copia certificada de una probisió q´alá está q´pueda yo hacer
mayorazgo frase que Colón hubiera redactado de otro modo si hubiese
instituido ya su mayorazgo otra vez en fecha anterior. Es evidente por esta
carta que se propone hacer mayorazgo por primera vez. (…) Con todo no puede
tratarse de una creación ex nihilo.
Lo más
probable es que sea un documento amañado sobre la base del testamento de 1502
que ha desaparecido, quizás en interés de las mismas personas que amañaron éste.
Por lo tanto, las más de las citas de sus cláusulas no dejarán de tener un
fondo auténtico.”
Con respecto
a ésta última frase, cierto es que hay cosas en el supuesto testamento de 1498
que son ciertas, pero en otras muchas, así mismo plasmadas en ese texto, reinan
grandes dudas sobre su veracidad, y el resto son claramente falsas.
C.
Colón testó en 1502 y un mes antes de morir en 1506 firmó y registró el
codicilo final en el que reflejó su voluntad. En este papel no figura ni una
sola referencia al supuesto mandado de 1498, ni tampoco se puede extraer ningún
hecho narrado que no fuese conocido. Lo curioso de ese “testamento” es que
contiene inexactitudes incomprensibles que ni el Almirante hubiese cometido,
aparece escrito en él, una encomienda al príncipe Juan, hijo de los Reyes,
quien había fallecido el año anterior de 1497, y es un hecho extraño que C.
Colón no conociese el óbito del heredero de la corona pasados varios meses
desde el suceso. Por otro lado, se confunden dos personajes en la ratificación
del documento; Según las leyes de la época, leyes que eran celosa y escrupulosamente
guardadas y hacer guardar por los RR.CC. había en ese documento cláusulas que
infringían claramente la legalidad vigente, como la de enviar dineros o capital
al extranjero, al banco de S. Jorge en Génova. Incluso se pretendía rebajar la partida
de ingresos de la corona de las riquezas traídas del nuevo continente a la
mitad en favor del Almirante, algo inaudito pues los Reyes eran quienes daban u
otorgaban dichas concesiones y no era el vasallo quien las exigía.
La
leyenda es a la historia lo que el fotoshop a la fotografía. Modelando,
borrando y retocando se consigue dar lustre a cualquier imagen, de la que se
pretende acercar a la perfección, distorsionando la realidad con la alteración
de detalles que quieren hacer ver que es auténtica la visión que nos ofrecen.
La
historia del Almirante escrita por su hijo Hernando Colón y publicada en
Venecia por primera vez en el año 1571, el propio autor confiesa que no sabe
cual es su origen al decir “De manera que cuan apta fue su persona y dotada
de todo aquello que para cosa tan grande convenía, tanto quiso que su patria y
origen fuese menos cierta y conocida. Por lo cual
algunos que, en cierta manera, piensan oscurecer su fama, dicen que fue de Nervi, otros de Cugureo, y otros de
Buyasco, que todos son lugares pequeños cerca de la ciudad de Génova y en
su misma ribera; y otros que quieren engrandecerle más, dicen que era de
Savona, y otros que genovés; y aún los que más le suben a la cumbre le hacen de
Plasencia.” Y más adelante, añade: “…para certificarme mejor, pasando yo
por Cugureo, procuré tener información de dos hermanos Colombos que eran los
mas viejos de aquel castillo, y se decía que eran algo deudos suyos; pero
porque el menos viejo pasaba de los cien años, no supieron darme noticia de
esto…” Mas le hubiese estar callado con esta reflexión pues no arroja
ninguna claridad sobre el tema, o más bien la oscurece, pues siembra dudas
durante la exposición citada.
Analizando
los párrafos del escrito extraemos la siguiente frase “Por lo cual algunos
que, en cierta manera, piensan oscurecer su fama,
dicen que fue de Nervi, otros de Cugureo, y otros de Buyasco,” ¿A que fama
se refiere don Fernando? ¿La conseguida con el descubrimiento? O quizás ¿A la
que se habría labrado antes de su aparición en Castilla? Digamos que ciertas
reflexiones no son del todo gratuitas, si seguimos leyendo: “dicen que fue
de Nervi, otros de Cugureo, y otros de Buyasco,” ¿No suena esto a cortina
de humo? Quisiera no ver que después de la primera frase se diese cuenta que
exponía en exceso el pasado del almirante y corrige sobre la marcha intoxicando
con lugares de la Liguria cuando debiera haber sido la actitud suya, otra bien
distinta. Al decir que “piensan oscurecer su fama” ¿Es que alguien
pensaba revelar su verdadero pasado, y con este comentario algo rebuscado quiso
poner tierra de por medio? Sin duda, es más que probable que don Fernando
conociera realmente el pasado del Almirante, pero con la instrucción de jamás
revelarlo.
“Lo
que ha sido creído por todos siempre y en todas partes, tiene todas las
posibilidades de ser falso”
Paul Valery. Escritor
francés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario