martes, 26 de julio de 2016

Lo que la historia nos deja y lo que vamos encontrando



Las autoridades italianas mostraron este miércoles una carta original de Cristóbal Colón escrita en 1493 con detalles del descubrimiento del “Nuevo Mundo”. Ésta carta fue sustraída y sustituida por una falsificación, reproducción muy sofisticada, en una biblioteca de Florencia. El original fue a parar a la Biblioteca del Congreso estadounidense. 
En Italia nunca nadie se percató del hurto. Ni expertos ni archiveros de la biblioteca de Florencia se habían dado cuenta. Las autoridades italianas, empezando por el ministro italiano de Cultura, Dario Franceschini, han admitido que:
  “Fue un robo realizado de forma sofisticada. Se han necesitado muchas verificaciones por parte de estudiosos para demostrar que la carta de Florencia era falsa. Además, durante años nadie se ha dado cuenta de que era una reproducción”, eso explicó a la prensa. 
La carta en cuestión es una de las 16 a 18 copias  que Colón mandó imprimir para enviar a los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, en 1493 con los detalles de la primera expedición. Haciendo referencia al artículo que informa del hecho en el periódico “La Vanguardia”. Reproduzco parte del texto publicado en el que se explica claramente lo sucedido:  
                   “Muchas veces la realidad supera la ficción y eso es lo que parece haber ocurrido en esta ocasión: la carta, que se suponía en Florencia, ha sido encontrada en Estados Unidos después de haber sido robada - se desconoce cuándo-, vendida en subasta y donada por una persona particular a la Biblioteca del Congreso en Washington. Todo este proceso, además, fue llevado a cabo sin levantar sospechas, pues tras el robo el ladrón colocó una falsificación en el mismo lugar en el que se conservaba la carta original, en la biblioteca florentina. El descubrimiento ha sido posible gracias a la colaboración entre la Unidad de los Carabineros para la Protección del Patrimonio Cultural (Comando Carabinieri Tutela Patrimonio Culturale - TPC) de Italia y las fuerzas de seguridad estadounidenses. De esta manera, Italia recupera una carta de extraordinario valor histórico y de archivo que hasta hace poco no sabía que había perdido. Una investigación sobre el paradero de unos libros antiguos destapó el fraude de la misivaEl hallazgo ha salido a la luz a raíz de otra investigación que nada tenía que ver con la misiva del descubridor de las Américas. En 2012, la Policía italiana inició una investigación para dar con el paradero de unos libros antiguos cuya desaparición había sido denunciada por el director de la Biblioteca Nacional de Roma. Durante las investigaciones, los carabineros comprobaron que la biblioteca romana poseía una copia falsa de una de las cartas originales de Cristóbal Colón. La investigación no concluyó aquí, sino que les llevó hasta Florencia, donde evidenciaron que también la copia conservada en esta ciudad italiana era falsa. Ambas cartas habían sido robadas en algún momento en el pasado y sustituidas por reproducciones muy conseguidas, aunque falsas. Entre las pistas que llevaron a expertos a concluir que estas cartas que se encontraban en Italia no eran las auténticas se encontraban, por ejemplo, el sistema de numeración o la ausencia de un sello oficial. “Se trataba de reproducciones fotográficas modernas impresas en papel antiguo, pero con características incompatibles respecto a la fecha en la que fue escrito el documento”, apuntó el comandante de los carabineros del TPC, el general Mariano Mossa. El ejemplar había sido subastado por 350.000 euros pero está valorado en un millón Comenzó entonces una exhaustiva labor de búsqueda que desembocó en Estados Unidos, concretamente en la Biblioteca del Congreso. El ejemplar auténtico, valorado en un millón de euros (unos 1,127 millones de dólares), había sido vendido en subasta por 400.000 dólares (unos 354.910 euros), adquirido por una persona y posteriormente donado a la biblioteca estadounidense. La carta original, que supone “un diario de a bordo”, en palabras de Stacchetti, ya se encuentra en Florencia, donde aún es necesario estudiar si será expuesta al público o conservada entre los tesoros más protegidos. De las dos cartas robadas, solo la de Florencia ha sido encontrada, mientras que la Policía italiana continúa con las investigaciones para encontrar el ejemplar original de la sustraída en Roma. Fue un robo casi perfecto, llevado a cabo “en una época impredecible” según las autoridades y por un ladrón que hasta el momento no ha podido ser identificado lo que otorga a la historia elementos quizás dignos de un guión cinematográfico. 

Hasta aquí el relato de lo que parece una novela policíaca, intriga y desenlace afortunado. Estas cosas pasan, y pasan muy a menudo para desesperación de cultos e ilustrados que no entra en nuestra cabeza que exista gente dispuesta a expoliar el patrimonio cultural de la historia o de un país por conseguir unas monedas, en este caso muchas menos del valor real del documento. Otra historia es aquella en la que funcionarios o/y políticos son capaces de facilitar para que “otros” se lleven lo que pertenece a un estado, nación o personas, como ocurrió con los datos de “La Mercedes” y el follón que se ha montado con el expolio del fondo marino, exclusiva competencia del estado, por parte de la empresa busca tesoros. También el nuestra biblioteca nacional hubo quien arrancaba páginas enteras de códices y legados bibliográficos para venderlos al mejor postor. En fin que no hay nada que se escape a la voracidad de estos buitres.

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